Elaborado por: Luis Daniel Ruiz Rojas / Pastoral Institucional
Sin lugar a dudas, cuando el confesionario no se considera un tribunal para impartir justicia, sino que éste se convierte en un hospital para vivir la misericordia, y frotar bálsamo sobre las heridas causadas por la violencia o la falta de amor propio, la confesión es solicitada por los jóvenes con tantas ansias, que la lejanía de ésta, les causa tristeza e incluso desasosiego.
Esto lo pudimos vivir en el tiempo en que, por estar en lo más álgido de los contagios de la pandemia en Latinoamérica, tuvimos que parar la asistencia a los jóvenes a través del Sacramento de la Reconciliación.
Ahora, teniendo presente lo bien que nos ha ido en la institución previniendo el contagio, por la misericordia de Dios y respetando todos los protocolos de bio-seguridad, hemos podido ofrecer nuevamente a los jóvenes este ministerio restaurador.
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