Un Postulantado hecho experiencia
Elaborado por: Esteban Correa Londoño (Postulante).
La experiencia pedagógica amigoniana vivida por nosotros los postulantes, fue un espacio para encontrarnos de frente con el carisma congregacional, porque fue allí donde nosotros vivenciamos de manera personal y comunitaria el modo de vivir y proceder de la Congregación. Específicamente me ocupa mi experiencia personal en la Ciudadela Los Zagales, en la ciudad de Manizales, con la comunidad conformada por Fr. Camilo Restrepo (Superior) el cual estuvo acompañando la experiencia, P. Arturo Garzón, P. Héctor Gil, Fr. Domingo Vergara, Fr. Harley Erazo; allí junto a ellos pudimos evidenciar como, desde la diversidad de cada uno, se enriquece y se construye la comunidad, esto fundamentado en la vida espiritual y la vida común. Por otro lado, es importante resaltar la cercanía, cariño y empatía que los jóvenes de la institución, con su forma de ser y de actuar nos expresaron, y allí mismo en ellos, se puede comprender que son jóvenes que buscan y aspiran un futuro mejor y más humano, cargado de sentido y responsabilidad, esto gracias al carisma amigoniano.
Agradezco al Padre Provincial por brindarnos la oportunidad de vivir esta gran experiencia, pero también a la comunidad que nos acogió con tanto cariño.
Experiencia Postulantado
Elaborado por: Felipe Pardo (Postulante).
La experiencia en la institución Ciudadela Los Zagales sin duda alguna fue muy enriquecedora, que me sigue animando a madurar mi opción y vocación en la Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores.
La gran variedad en el vasto campo del que hablaba nuestro Padre Fundador Luis Amigó, se ve reflejada en cada una de las instituciones, he tenido la gran oportunidad de estar en el Toribio Maya, en Tunja y ahora en Manizales y encuentro un gran sentido a la obra y trabajo a la que estamos llamados.
La riqueza que también experimenté con la Comunidad de Manizales fue grandiosa, grandes seres humanos, antes de ser grandes Frailes, lo cual hace que la experiencia se torne aún más completa y formativa, viviendo y compartiendo con ellos los espacios de comunidad me hacen dar cuenta y pensar que la fraternidad se construye desde lo que somos cada uno de nosotros, desde lo que nos hace ser y llamar por cada nombre.
Los jóvenes, aparte de ser activos y dispuestos a las actividades del día a día, me enseñaron que siempre se puede, con voluntad y buena actitud, que somos humanos y que el valor más importante no sólo se queda en reconocer el error, sino levantarse del mismo y a conciencia saber que no nos podemos permitir seguir cayendo en lo mismo, lográndolo desde la voluntad y el buen actuar.
Personalmente los jóvenes lo desgastan a uno, al terminar el día podía sentir ese cansancio agotador, pero satisfactorio de poder ver en el rostro de cada uno de los jóvenes la gran alegría que transmiten al encontrarme y compartir día a día con ellos en los espacios que viven: talleres, estudio, deporte, líneas terapéuticas y psicológicas, en las comidas y en los tiempos que los educadores me brindaban para poder realizar dinámicas recreativas, espirituales y diálogos.
Otra parte fundamental son los educadores, grupos psicopedagógicos y cooperadores Amigonianos, quienes hacen que la institución tenga vida; las experiencias que cada docente, en lo que pude hablar con ellos, hace que siga siendo vocación el encontrarse allí de frente a una realidad que la sociedad juzga pero no apoya ni da soluciones.
Gracias infinitas a la comunidad de la Ciudadela Los Zagales por la gran acogida y acompañamiento brindado, al Padre Provincial y a la Congregación por permitirme vivir cara a cara la experiencia.
Bendiciones!!
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